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Estos son los principales miedos a los que se enfrenta un emprendedor: te contamos cómo afrontarlos

Emprender es una aventura maravillosa, que lleva a los emprendedores por un camino de descubrimiento profesional y personal muy intenso, con el objetivo de materializar una idea que tienen en mente y convertirla en un negocio rentable. Pero aunque este proceso sea bonito, también tiene su lado oscuro. El camino tiene baches y no todo es de color de rosa.

De hecho, lo normal es que durante el proceso de emprendimiento nos surjan multitud de dudas, tanto del proyecto, como de nosotros mismos. La realidad es que los emprendedores deben enfrentarse a diferentes miedos y gestionarlos es clave para poder llevar el proyecto a buen puerto. Es más, algunos de esos primeros miedos que hay que afrontar se pueden mantener en el tiempo o aparecer más adelante de nuevo.

Poner en marcha un proyecto empresarial es muy duro y lleva al límite a los emprendedores, que tienen que aprender mucho durante el proceso. Emprender cambia a la persona, que aprende nuevas habilidades, tanto profesionales como personales, y está en una constante evolución. Todos estos cambios provocan esos miedos, que pueden actuar de freno para llevar el proyecto a buen puerto.

Sentir esos bloqueos es habitual y en este artículo queremos reflejar los principales miedos, que prácticamente casi cualquier emprendedor ha sentido o puede sentir durante el proceso del emprendimiento. Además, vamos a dar unos breves consejos para saber cómo encararlos y que no frenen la ilusión de los emprendedores.

 

El gran problema: miedo al fracaso

Antes de ello, eso sí, tenemos que hablar del principal miedo, que podríamos decir que engloba a todos los demás: el miedo al fracaso. Es normal que una de las primeras reacciones negativas que se tengan, especialmente al percatarse de todo lo que implica emprender, sea tener mucho respeto por fracasar. Lo primero que hay que tener claro es que equivocarse y errar forma parte del proceso; el fracaso no tiene que ser precibido desde una visión derrotista, sino como un paso más en la labor de aprendizaje.

Del fracaso se pueden sacar muchas lecciones, que servirán para no cometer errores en los próximos pasos. El error forma parte de la condición humana y no hay que dramatizarlo en exceso. Aún así, ¿cómo se puede gestionar ese miedo al fracaso? La mejor forma de combatirlo es planificando punto por punto y de forma clara los pasos a seguir para que el proyecto vea la luz. Aunque siempre habrá momentos para tomar decisiones drásticas y menos pensadas, la clave está en tener todo lo más atado posible para conocer cómo puede ser real nuestra idea o nuestro proyecto.

Por tanto, los proyectos hay que plantearlos con calma, paso a paso, teniendo en cuenta los recursos disponibles (humanos, materiales y económicos) y siendo realistas con los objetivos que se pueden cumplir. También es clave establecer un calendario de hitos, para tener claras siempre las metas necesarias que hay que alcanzar para que el proyecto vea la luz.

 

Principales miedos a la hora de emprender

Es hora de ver cuáles son esos principales miedos que pueden aparecer en el proceso de emprendimiento y cómo se puede evitar que nos afecten en el desarrollo del proyecto. Es clave anticipar su gestión, ya que pueden ser un fuerte "stopper" para los emprendedores, que pueden rendirse en el camino al no poder afrontar los diferentes problemas que encontrarán.

Miedo a contar tu idea al resto

No seas celoso de tus ideas, no tienen valor por sí mismas. Muchos emprendedores (e incluso muchos empresarios) tienen miedo a transmitir sus ideas a otros, pensando en que se las pueden robar. Una idea es solo un concepto, así que no tengas miedo a contársela a todo el mundo. De esta manera, otros emprendedores o personas que puedan aportarte lecciones útiles podrán ayudarte de la mejor forma posible. Sí, puedes guardarte algunos de tus mejores trucos si lo deseas, pero no contar tu idea es el primer paso para fracasar.

Pánico a fallarle a los que han confiado en ti

Es normal que una de las exigencias que los emprendedores se autoimponen tienen que ver, en realidad, con la gente que les rodea. Estar a la altura de las expectativas puede suponer una presión extra. Una de las formas de evitar esto es buscar a otros emprendedores que puedan dar consejos con sus experiencias y aportar diferentes puntos de vista. Aún así, no hay que olvidar que las personas apoyan de forma voluntaria y tienen en cuenta que las cosas pueden no salir todo lo bien que esperan.

Incapacidad de delegar

Sacar un negocio adelante necesita de un esfuerzo titánico y es imposible que una persona haga por sí misma todo lo necesario para triunfar. Es importante aprender a que es necesario tener socios y aliados, ya sea en forma de empleados o de otras empresas que puedan ayudar en un momento dado. Es clave entender que delegar ciertas tareas es completamente imprescindible, ya que el emprendedor no tiene tiempo para hacerlo todo (ni, por supuesto, sabe hacerlo todo). No tengas miedo en delegar.

No saber gestionar la incertidumbre

Es lógico que tengamos mucho respeto por la incertidumbre, no solo al emprender, sino en cualquier ámbito de nuestra vida. La incertidumbre forma parte de nuestra realidad, y hoy en día aún más, porque vivimos en un mundo cambiante. Eso sí, en ocasiones, la incertidumbre la creamos por tener demasiado miedo por ciertos factores que no podemos controlar. Hay que reducir los miedos y problemas a preocupaciones directas y tangibles a nuestro negocio, e intentar incluso establecer protocolos de actuación en caso de que estos inconvenientes aparezcan. Ten claro que aquello sobre lo que no puedas influir de algún modo no debe preocuparte.

Miedo a no tener clientes

Crear un producto o servicio no puede hacerse al margen de los clientes. Para poder establecer la propuesta de valor del producto, es importante conocer cuáles son las necesidades y las frustraciones de los clientes, con una buena investigación previa sobre nuestro público objetivo, que tenemos que delimitar de la mejor forma posible, gracias a diversas herramientas (como el buyer persona). Si se hace ese trabajo correctamente, el miedo a no tener clientes debe desaparecer, porque el emprendedor está haciendo un producto adaptado a lo que el cliente quiere. Esto, por supuesto, hay que combinarlo con una buena estrategia para llegar a ellos.

Miedo a no crear un producto atractivo

Relacionado con el punto anterior, la forma de crear un producto o servicio atractivo, y que los clientes perciban como interesante, es tener clara la propuesta de valor. ¿Qué problema estás tratando de resolver? ¿Qué obtiene tu cliente? ¿Cómo defines el valor que agregas como emprendimiento de impacto a la vida de los usuarios y clientes? Si puedes responder a todas estas preguntas y consigues definir la diferenciación del producto o servicio, podrás evitar este miedo.

Miedo a pivotar

Precisamente por esa búsqueda del producto ideal que encaje en el mercado y esté alineado con las necesidades del cliente, no hay que tener miedo a pivotar. Es normal que suceda, de hecho, ya que cuando el proyecto avanza, la realidad nos obliga a tener que adaptarnos a las diferentes situacionesen muchos de los aspectos del proyecto. Pivotar es aplicar nuevos conocimientos y aprendizajes, es reforzar el proyecto.

Miedo a la falta de conocimiento

Nadie nace aprendido y el mundo del emprendimiento requiere de conocimientos en cuestiones muy diversas. No tenerlo en el momento de emprender es normal y no pasa nada: no puedes saber de todo. El aprendizaje constante es fundamental en el emprendimiento y por eso es clave aprovechar todos los eventos formativos posibles y acceder a las formaciones disponibles, que existen muchas de forma gratuita. No dejes que el síndrome del impostor te asalte si crees que sabes menos que el resto. Aprende, fórmate, escucha y rodéate de perfiles distintos al tuyo.

Miedo a arriesgar el patrimonio

Es evidente que emprender conlleva riesgos, también económicos. Muchos emprendedores tienden a realizar fuertes inversiones patrimoniales para levantar los proyectos, sin tener claro si llegarán a ser rentables. Si realizas una buena planificación, podrás establecer un presupuesto tope que no comprometa tu economía en caso de que el proyecto no salga todo lo bien que esperas. Además, hay multitud de ayudas económicas públicas que pueden ayudarte a emprender con menos riesgos financieros.

No saber gestionar la competencia

Para que un proyecto triunfe, es fundamental conocer a la competencia casi mejor que a uno mismo. Hay muchas formas de hacerlo: cómprale, llama al soporte técnico, vigila sus redes sociales, suscríbete a sus boletines... Hay que entender qué está haciendo bien y mal la competencia, para poder marcar la diferencia en las diferentes fases de la venta del producto.

 

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