Innovar o Morir

En contra de lo que muchos (incluidos los poderes públicos) parecen pensar, cuando la crisis global se atempere, las cosas no volverán a ser como antes. Los “brotes verdes” que algunos parece que vislumbran, no son necesariamente el anuncio de una feraz vegetación. Nuestro tejido empresarial, con su actual estructura, no tiene sitio en el mundo que se avecina.

Mundo que está cambiando de manera radical y profunda en muchos sentidos, y que hace que la crisis actual tenga características propias, y muy diferentes, a las 8 crisis anteriores que hemos soportado en los últimos 42 años.

El escenario mundial ha cambiado, y lo sigue haciendo con movimiento acelerado:

Los países emergentes, fundamentalmente China, India y Sudeste Asiático más Brasil, cuentan ya con más del 80% de la población mundial, tienen más del 70% de la reserva de divisas, suponen más del 50% del PIB mundial y del consumo de energía, 45% de los graduados en carreras científicas e ingenierías… Y todas las previsiones apuntan a que seguirán aumentando su peso específico en el mundo, de tal forma que en 2.035 China será la primera economía mundial, India la tercera, y Japón la cuarta, mientras que Europa quedará relegada a posiciones secundarias (España pasaría a la 13ª posición, desde la 7ª que ha llegado a ocupar).

Los costes por hora de la mano de obra directa en China, y más aún en India, llegan a ser la vigésima parte de los españoles, y simultáneamente los países emergentes invierten fuertemente en I+D, de tal manera que China aporta el 37% del gasto mundial en este concepto, India el 28% y Brasil el 11% (Estados Unidos, con un 29%, está ya muy rezagado respecto a China).

El 45% de los graduados en carreras científicas y técnicas son asiáticos, contra un 17% de América del Norte y un 16% de Europa Occidental.

La consecuencia es una feroz competencia, y no solamente en costes, sino también en tecnología y calidad, que está afectando a la mayor parte de nuestros sectores industriales, tanto en la Comunidad Valenciana como en Alicante, que están expuestos de manera especial a esta competencia global.

Nunca más podremos competir en costes. Solo podremos hacerlo en productos y actividades con fuerte valor añadido, que se basen en un superior CONOCIMIENTO y una fuerte INNOVACIÓN, sin dejar por supuesto de esforzarnos constantemente en mejorar la productividad y la calidad de nuestros procesos.

Sólo saldremos de la crisis de forma sostenible mediante una transformación profunda de las empresas, y de la sociedad en su conjunto, convirtiéndola en una SOCIEDAD INNOVADORA.

Tenemos el reto histórico de conseguir que la provincia de Alicante, y la Comunidad Valenciana, sean un referente mundial de la Innovación.

Tenemos los mimbres necesarios para lograrlo: Capital humano, espíritu creativo y emprendedor, condiciones naturales climáticas extraordinarias para atraer conocimiento de otras partes del mundo, instituciones docentes de primera clase, infraestructuras adecuadas y que mejorarán notablemente en pocos años...

Lo hemos hecho en el pasado. Alicante ha sido la 4º provincia española y Valencia la 3º, con un fuerte peso en la economía nacional, y un crecimiento en determinados momentos que superaba la media española y europea...Lo hemos hecho, y lo hemos de volver a conseguir en el futuro.

No es nada fácil. Partimos de posiciones nada buenas en cuanto a innovación en el contexto europeo y mundial (La Comunidad Valenciana está en la posición 130 de las 208 regiones europeas). En el contexto nacional, ocupamos la novena posición en cuanto a esfuerzo en I+D, que es menos de la mitad del que se realiza en las comunidades líderes en este aspecto: Madrid, Navarra y País Vasco.

Pero esto, lejos de ser motivo de desánimo, debe servirnos de acicate para volver a ocupar los lugares que nos corresponden.

No es nada fácil y no será rápido, porque la innovación produce efectos decisivos y perdurables, pero que necesitan tiempo para fraguar. Se requiere un esfuerzo titánico y continuado durante muchos años de toda la sociedad: empresas, administración, universidades, organismos de investigación, asociaciones…En suma, de todos los agentes sociales cuyas decisiones influyen en la marcha de una sociedad.

Es necesario tener un plan para lograrlo. Plan con un objetivo ambicioso a largo plazo, que no se vea afectado por los cambios políticos. El objetivo debe ser situar a la Comunidad Valenciana en primer lugar entre las regiones españolas en cuanto a innovación, y en el primer cuartil entre las 50 primeras regiones europeas en un plazo no superior a 20 años.

Para ello, es imprescindible generar un movimiento a gran escala de toda la sociedad civil que produzca la profunda transformación necesaria para competir con posibilidades de éxito en el mundo que se avecina. Deben crearse los organismos que lideren los programas para alcanzar los objetivos, y destinar los recursos económicos, entre empresas y administración, necesarios. Un reciente estudio realizado por Fundesem, estima en 35 mil millones de euros en 20 años, la inversión necesaria para alcanzar los objetivos de innovación perseguidos. Lo cual supone invertir en 20 años lo que, al ritmo actual, se invertiría en 35.

O reaccionamos con fuerza, o seremos desplazados de la sociedad del bienestar y entraremos en una fase de decadencia a la que no se ve final.