¡Mira la que lie por enviar el e-mail cuando estaba enfadado!

Seguro que también te ha pasado a ti, estabas de bastante mal humor.

Tenías que realizar varias tareas, entre otras contestar un e-mail. Qué casualidad que este no es precisamente para darte la enhorabuena.

Te pones manos a la obra y según vas escribiendo palabras, te vas viendo arriba. Y el tono de tu escrito va subiendo… ¡Para! Es mejor que no sigas o la puedes liar gorda.

La ciencia ha demostrado que en nuestro cerebro existen unos lóbulos que actúan cuando estamos fríos y nos permite tomar decisiones racionales.

Y por el contrario son las amígdalas las que funcionan cuando estamos en situaciones de estrés.

Los científicos han descubierto, que cuando el estrés y las emociones están vinculados cambian los patrones de pensamiento y tomamos decisiones impulsivas en el momento.

Por el contrario, cuando estamos más tranquilos, los lóbulos frontales son los que cogen las riendas de nuestras acciones y generan un pensamiento lento y racional.

Para que las respuestas sean lo menos impulsivas posible deben de estar equilibrados el raciocinio y las emociones. Por ello en determinado momentos es más aconsejable parar, respirar hondo y aplicar alguna de estas pautas:

• Se consciente de que las emociones están ligadas a la toma de decisiones.
• Deja la conclusión para otro momento.
• Respira hondo antes de tomar una medida de la que luego te puedas arrepentir.
• Imagina que la respuesta se la estás dando a tu mejor amigo.
• Pide consejo a otra persona, desde fuera cambia la perspectiva del problema.

Busca siempre tu equilibrio antes de contestar al e-mail que te puede traer algún calentamiento de cabeza.

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